sábado, 11 de febrero de 2012

LOS DOCENTES CONSTRUYENDO SOCIEDAD




Cuando al tenebroso Fouché, jefe de la policía secreta francesa durante casi cincuenta años, le preguntaban cómo había hecho para sobrevivir al Terror, a Napoleón y a la República, se limitaba a responder: “yo soy un humilde servidor de las circunstancias”.
La sociedad actual cuenta con demasiados servidores de las circunstancias, demasiados resignados a los males presentes, demasiados conformistas con el establecimiento, demasiados fanáticos de la sociedad consumista, demasiados defensores a ultranza de sus propios intereses sin prudente equilibrio con la defensa de los derechos legítimos de los demás y, a veces, con demasiados profesores universitarios instalados en la universidad pero que no están empeñados en ayudar a construir sociedad.

Necesitamos romper esos paradigmas y demostrar, con hechos, que lo que parece el peor momento –usando las palabras de Dickens- es el mejor momento, porque es la oportunidad para los docentes, no para un grupo de escogidos por el destino sino para todos, públicos o privados, porque todos deben sentirse llamados a desarrollar su potencial de liderazgo en el aula de clase y en todas sus actividades como profesores universitarios.

La Universidad y los universitarios no pueden ser testigos mudos del drama de la sociedad colombiana. Su cuota en la comisión o en la omisión es inexcusable, y lo que hay que hacer es repensar su auténtico papel, no convirtiendo la Academia en una trinchera sino en un motor de cambio. De ahí el llamado a la responsabilidad, es decir a la urgencia de dar respuestas acordes con las expectativas de la sociedad sobre la educación superior.

Recordemos que el nivel de competitividad del país ha mejorado –veíamos en la columna anterior- pero es necesario sacar consecuencias prácticas en la enseñanza. Y el incremento de la productividad debe ser objeto también de una preocupación de la universidad con planes concretos para fortalecer los vínculos entre universidad y empresa.

El capital humano es lo fundamental y si éste se quiere incrementar es necesario que los docentes eleven su calidad para que se sientan más comprometidos. Pero en la base de todo eso está la necesidad de planes integrales de formación y de promoción de los docentes, como respuesta a esa perentoria necesidad, a la que se debe dar una prioridad especial.

El profesor universitario como constructor de sociedad está ante el mayor reto: dar un giro copernicano al papel de la educación superior frente a los problemas del país, sin necesidad de ideologizar o de politizar esas soluciones: actuar con decisión y proactividad, con independencia frente a los poderes establecidos, concentrarse en su tarea de transmitir y generar conocimiento para brindar una educación de calidad sin dejar de mirar el entorno sociopolítico del país.

Jorge Yarce
Presidente

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