sábado, 3 de septiembre de 2016

LOS OLIMPICOS

Vuelven los Olímpicos a América, en Rio de Janeiro,  antes el turno fue para México/68. Donde por esa época El movimiento estudiantil  fue reprimido por el gobierno de México en lo que se conoce como la matanza en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco. Ahora Brasil que atraviesa en este momento por una crisis de gobierno durísima y lamentable por el juicio a su presidenta de Dilma Rousseff que ha polarizado al pueblo brasileño. Pero las olimpiadas están por encima de cualquier problema, el espíritu olímpico llega al Brasil.

Los olímpicos comienzan en Grecia, en la antigüedad. Duran mil años hasta que se conforma el imperio de la iglesia católica y entonces se pierden en el tiempo. Se les debe a los dioses del Olimpo. Los griegos, esa impresionante civilización, nos heredan esta maravilla, como son los Olímpicos. Su relación con los dioses era tal que los juegos eran un tributo a ellos. Y los impulsaba a hacer el mejor de sus esfuerzos como ofrenda. Los Olímpicos tienen carácter sagrado. Era un  ofrecimiento a Júpiter. El premio una corona de laureles. El triunfo era la gloria y la inmortalidad. Vivir siempre en la memoria de su pueblo.  Ellos tenían muchas batallas, guerras, conflictos, debido inmenso desarrollo en todos los aspectos de la vida. Los enfrentamientos se interrumpían con los juegos olímpicos, este acontecimiento era inviolable. Nadie se atrevería a detener un evento de esta magnitud. Los héroes se lo dedicaban a los dioses. Estos juegos lograron crear un concepto de unificación mundial. El ataque de “los 300” que se llama así porque solo asisten 300 debido a que el resto está en competencia en los olímpicos. Esta es la famosa guerra de Persia contra los griegos. Si los persas ganaban se acababa la civilización griega, estas guerras son conocidas también como “guerras medicas” porque los persas eran “los medas” también una gran civilización. Los 300 ganan la batalla, corren a avisar del triunfo, esto es lo que se conoce como la maratón. Cuando llegan y avisan que ganaron, mueren por el esfuerzo realizado, esa es la maratón, Un trofeo a Zeus. Las mujeres eran marginadas, no podían participar de estos eventos. Solo en la era moderna, siglo XIX, se aceptan.  La lógica formal de occidente, que es la de Aristóteles, llega a todo el planeta cuando se reanudan los juegos. Vierten su herencia.  La religión de los griegos, hoy mitología, es una gran herencia para la estructura del pensamiento occidental. El gran Alejandro de Macedonia, hijo de Filipo, para poder gobernar tiene que demostrar que es el mejor en los juegos. Los Olímpicos de esa época no solo eran deporte sino también el arte, la danza y la música. La diosa de la victoria es NIKE. Cuando vencieron a los persas, fue la mejor olimpiada porque fue una ofrenda a los dioses, a ZEUS, Júpiter que los observan desde el olimpo, Alejandro continúa con las olimpiadas, esto permite un mayor conocimiento del Helenismo, cultura griega. Cuando los romanos los invaden, los griegos se convierten en  provincia de Roma, a la muerte de Alejandro se rompe el imperio helénico. Los romanos se lo toman pero piden permiso oficial para participar en los juegos a sus dominados. Los griegos les conceden el permiso y  participan los romanos con el aval de los griegos. El imperio romano adoptan los dioses griegos cambiándole el nombre. Esta primera etapa de los juegos dura mil años hasta cuando roma se cristianiza en el 386 D.C, entonces los papas declaran los olímpicos impíos porque eran un tributo a los dioses del olimpo. Con el mundo cristiano mueren los olímpicos. El cuerpo no es importante para el papado sino el alma. Mientras que Para los griegos el cuerpo era una obra de arte de los dioses. Los juegos duraron suspendidos Desde 386 D.C hasta el siglo XIX que resurgen con la aparición del pensamiento ROMANTICO en Francia, Pierre Fredy de Coubertin,  barón de Coubertin, París, Francia,  1863 fue un pedagogo e historiador francés, y fundador de los Juegos Olímpicos modernos. Quiere revivir el mundo griego en una lucha muy valiente, instaura la nueva olimpiada, convoca en Atenas las primeras, donde gana un panadero la maratón. Esto: Más rápido, más alto, más fuerte. En 1916 se da la primera guerra mundial se interrumpen las olimpiadas, vuelven en 1920, se  castigan a los alemanes no dejándolos participar. En 1936 en Berlín, Hitler impone su racismo, se interrumpen nuevamente con la segunda guerra mundial, vuelven en 1948. Lo juegos logran superar todo, menos las 2 mundiales. Alemania y Japón castigados. En 1964 los japoneses se reconstruyen, y Tokio se muestra al mundo en las olimpiadas.  México 1968, el poder negro se manifiesta, Cassius Clay. Los Juegos Olímpicos de Múnich 1972 fueron enturbiados por un acto terrorista. El 5 de septiembre, terroristas palestinos asesinaron primero a dos atletas israelíes, y tomaron a otros nueve como rehenes, reclamando la liberación de más de un centenar de presos palestinos. Tras un frustrado intento de rescate, se desató una masacre en la que acabaron muertos los nueve rehenes israelíes y un oficial de la policía de Alemania Occidental, así como cinco de los ocho terroristas. A pesar de lo ocurrido, los Juegos siguieron con total normalidad, después de ser suspendidos por tan sólo veinticuatro horas. Algunos atletas abandonaron la villa olímpica de Múnich. Los Juegos Olímpicos de Montreal 1976, Nadia Comaneci, fue la estrella. Una niña de 14 años hizo el registro de excelencia 10 puntos nunca visto, es la perfección. Los Juegos Olímpicos de Moscú 1980 en plena invasión a Afganistán, entonces USA los boicotea. Mascota el osito, luego Los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, los soviéticos boicotean no asisten, la geopolítica actor interesante, Los Juegos Olímpicos de Seúl 1988, capital de Corea del Sur, entre el 17 de septiembre y el 2 de octubre de 1988.













domingo, 6 de marzo de 2016

MODELOS EDUCATIVOS

Leído en Educación futura hemos visto 4 propuestas que nos parece interesante debatir:
¿Cuáles son las diferencias entre los modelos educativos hechos por las élites al servicio del poder y la construcción pedagógica desde abajo?
  1. En la construcción desde abajo la gente se involucra en dialogar y en construir de cara a las necesidades sociales ligadas a las raíces históricas y culturales de los pueblos. En la otra perspectiva se diseña a partir de las necesidades del capital, del mercado y de los grupos más poderosos con la finalidad de cuidar y vigilar sus intereses.
  2.  En la construcción desde abajo, se dialoga, se intercambian puntos de vista se construye en colectivo. En la construcción por las élites, se escucha, se acata y se maquila individualmente a cambio de mendrugos o dadivas de dinero y de poder.
  3. En la construcción desde abajo, se hace desde los márgenes del sistema, desde los espacios periféricos y los intersticios de participación, en donde se localizan los polos y ejes que poco le interesan al gran capital. En la construcción de las élites se construye en el núcleo del sistema vigilado por los jerarcas y magnates del mismo y se construye para legitimar lo que se desea en garantizar el orden, el control y la estabilidad política.
  4.  En la construcción desde abajo se aspira a cambios de fondo, se aplauden las innovaciones, las irreverencias, la burla pública y el compromiso privado, las acciones se realizan por convicción y convencimiento. En la construcción de las élites, se le teme al caos o al desorden, los sujetos producen por intereses, hacen maquila no producción, los académicos se mueven por intereses personales no por principios colectivos.
La educación que quieren los profesores frente a la educación propugnada por la OCDE y otras instituciones similares.
Esta red quiere ser la expresión desde abajo. Que lee con espíritu crítico la que se receta desde otros espacios.


Vuestra opinión, la de los docentes, es la que nos importa. Esperamos vuestros aportes.

LOS MUERTOS REGRESAN

Varias veces me he preguntado cómo se sentirá estar muerta.  Ya sé: “Ay, pero si está muerta no siente nada”.  No: el punto está en que  imaginar la muerte solo es posible desde la vida. Seguro a muchos se les ha ocurrido esta pregunta sin respuesta.
Lo que no puedo ni pensar  es  en tener muertos perdidos, sin saber de ellos, sin cuerpo enterrado, cremado,  honrado.  Un eterno despedirse  pero nunca del  todo.  Vivir la vida con la presencia de un desaparecido y sin respuesta.

A pesar de la violencia sobre amigos periodistas y familiares que murieron por cuenta de los paras, las Farc o el narcotráfico, sé dónde están todos. Todos en casa, es decir,  en su urna, tumba,  osario, ubicados con fechas ya inmóviles. Porque tener un cuerpo perdido en un río o en el monte es tener una pena que navega o camina, que no se detiene.  Supongo que cada muerto busca a su deudo. Algunos lo encuentran en el recodo de un río y en personas generosas y valientes que los sacan y los entierran para dejar de rodar por todo el país. Tal vez por eso me mueven tanto las  historias de madres con hijos desaparecidos que han adoptado estos cuerpos perdidos, que a su vez están siendo buscados por otras madres, hermanas, hijas o esposas. Una guardería para el dolor.
Al repasar los recientes titulares relacionados con el conflicto armado, en paralelo al acuerdo #62 de La Habana para “aliviar el sufrimiento de las familias de las personas dadas por desaparecidas”  - y de trasfondo el  aniversario de Palacio de Justicia, las nuevas hipótesis sobre el  asesinato de Rodrigo Lara Bonilla o el hallazgo del cuerpo de Camilo Torres- , las historias de nuestro horror vuelven a ser proyectadas.
La muerte está  de regreso, como se ha visto en estos días de tanto desentierro.  Estamos revolcando cementerios,  tumbas  y buena parte de nuestra historia.  En los últimos seis meses se ha publicado muchísima información relacionada con desapariciones (La Escombrera, La Modelo… y La que falta), con víctimas del conflicto, con recuperación de identidades, con la necesidad de Verdad-Justicia-Reparación (las tres seguiditas, siempre).  Y aunque casi todos los días los medios de comunicación tratan un poquito el  tema,  ese  cuentagotas  parece diluirlo todo.  
Me puse en la labor de recoger los titulares y algunas cifras. La semana pasada, la Fiscalía informó que hay unas 2.300 personas enterradas como NN en cementerios de los Llanos, entre ellos el de  La Macarena, que dicen podría ser la fosa común más grande con cerca de  400 cuerpos sin identificar; la Fiscalía cerró el caso para 66 el pasado 28 de febrero. Los 1.840 restantes, todos sin nombre, estarían en otros tres cementerios de la zona. Por ahora, en su Plan Cementerio -¿qué tal el nombre?- que arrancó en octubre de 2015 y cubre nueve municipios prioritarios del país, la Fiscalía ha “traído a la vida” a  más de 1.000 desaparecidos: en promedio 250 personas al mes, que implica ocho desentierros diarios; 897 ya están identificados.  
En los últimos 15 años son 57.265 desaparecidos, es decir 3.817 al año, que son 318 al mes o 10 desaparecidos diarios, según cifras oficiales. Pero si sumamos los desaparecidos de los últimos 50 años, buena parte por cuenta del conflicto armado y en su gran mayoría a partir de la década de los 80, la cifra oficial se eleva a 117.646 personas, como lo dijo la Fiscalía a finales del año pasado (el Registro Nacional dice que son 106.401 desaparecidos sin contar las 22.350 víctimas de desaparición forzosa; el CICR hace cuentas de 109.000 desaparecidos dese 1980).

Pero no voy a pelear por la cifra, mejor la simplifico: si nos atenemos a los 117.646 desaparecidos estamos hablando de casi tres estadios El Campín llenos hoy; prácticamente todo el municipio de Chía o el equivalente a cuatro Armero; todo Quibdó o todo Lorica o todo Sogamoso, aunque quedaría faltando.

Con estos números en mano, ¿de verdad alguien quiere que esto siga?  Estamos entrando en una etapa muy riesgosa ya,  la del violento conflicto entre los “desarmados” en un país que no ha aprendido a resolver las diferencias con debates y bajo las mismas reglas de juego para todos, sino a punta de plomo. Todo se reduce al escupitajo del día, cuando en realidad hay víctimas y victimarios de todos los bandos, colores y movimientos. Aquí nadie es inocente.
Debe ser la época… esta ensordecedora fase donde la mayoría queda en manos de unos pocos que refuerzan la violencia a punta de trinos y desatinos. La muerte con su cara macabra y descompuesta; la muerte con sus rituales negros, con lápidas y  cemento, flores plásticas y tantos silencios. 
Nada de lo que digo es nuevo. En Colombia las fosas comunes son muy comunes. Horrendamente comunes. Tal vez por eso no las vemos.

LA FALSA CARTA ATRIBUIDA A GOSSAIN

El periodista y escritor Juan Gossaín rechazó tajantemente una supuesta carta escrita por él y en la que supuestamente le solicitaba la renuncia al presidente Juan Manuel Santos.
“A mí lo que me duele no es que cojan mi nombre para firmar una carta apócrifa, falsa, a mí lo que me duele es el país, a dónde vamos, a dónde estamos caminando, es un país donde estamos robando un nombre, donde están robando identificaciones, por Dios donde está la convivencia, el cariño, el afecto, el respeto a los demás (…) Lo terrible que está pasando en Colombia hoy en día es que ya no consideramos que haya límite alguno”, dijo el periodista.
Gossaín, indicó que la sociedad colombiana perdieron por completo los espacios para el debate y para reflexionar sobre opiniones encontradas y aseguró el país se ha llenado de espacios agresivos y conflictivos.
 
“Los adjetivos no tienen sentido concreto, la gente usa adjetivos para todo (…) en qué estamos, ya nadie reconoce el derecho ajeno a discrepar, nadie reconoce que tiene derecho a estar en desacuerdo, todo es un conflicto, una pelea, todo es agresivo, en qué estamos convirtiendo el país”, agregó.
 
Frente a las redes sociales Gossaín indicó que quienes están utilizando estas herramientas, están llevando el país por un camino equivocado lleno de conflictos que no conducen a nada.
 
“Las redes sociales en lugar de ayudar a que haya un país más sereno más reflexivo que discuta mejor que piense mejor, lo que está haciendo es crear un más peleonero, esto es lo que están creando”, dijo el periodista.
 
“La sociedad se está acostumbrando a que le digan lo que tiene que 
proclamar lo que tiene que decir, le están quitando a los colombianos el derecho a pensar por sí mismo, el derecho de reflexionar con su propia cabeza, el derecho a creer, el derecho a tener criterio y buen juicio,  la oportunidad de pensar por sí mismo,  estamos cayendo en el lugar común, en el terreno en el cual los demás piensan lo que les mandan a pensar lo que quieren que piensen”, agregó.
 

domingo, 21 de febrero de 2016

LA EDUCACIÓN SIN HISTORIA EN COLOMBIA


Semana Educación
Corrían los años noventa cuando el gobierno de César Gaviria eliminó la asignatura obligatoria de Historia en las aulas. La reemplazó por la de Ciencias Sociales, que se fusionó con Geografía y Democracia para darles relevancia a otras áreas, como tecnología o inglés. Así fue que esta disciplina dejó de tener una presencia predominante en los colegios y un lineamiento definido y apropiado. 
La fusión supuso una ruptura con el pasado. A partir de ese momento, “la historia del país se cuenta de manera incompleta”, asegura Luis Carlos Castro Navoa, profesor de la Universidad Nacional.
Los historiadores coinciden en que el conocimiento en el país de esta disciplina es precario, sesgado y circunscrito a hechos puntuales simbólicos. Se trata de una enseñanza basada en el aprendizaje de un cúmulo de datos desligados, inmediatistas y heroicos, más que en una visión integrada, que articule el pasado con sus consecuencias en el presente.
Se critica que el modo en que se relatan ciertos sucesos históricos agudizan la discriminación racial, la lucha de clases e incluso la desigualdad contra la mujer. Se relatan los hechos desde los grandes personajes que forjaron la historia de Colombia y las relaciones de poder de arriba hacia abajo, sin aludir a que todo forma parte de un proceso en el que confluye todo el aparato social y donde deberían incluirse los diferentes sectores de la población.
Es el caso, por ejemplo, del relato de la Independencia, que se ha impuesto con el paso de los años y ha invisibilizado otros acontecimientos determinantes para entender el momento histórico y su proyección en el comportamiento de la sociedad.
Luis Cuéllar (nombre ficticio a petición del entrevistado), profesor de un colegio bilingüe de Bogotá y graduado por la Universidad de los Andes, explica que en el siglo XIX se recurrió al mensaje de liberación de la Madre Patria bajo el discurso de que era una madrastra y lo único que había hecho era robarnos. “Entonces hubo una identificación con el indígena. Pero al mismo tiempo que se decía eso, se organizaron prácticas para excluirlos; tenían que aprender español, convertirse al catolicismo, y fueron despojados de los resguardos… No era muy diferente a lo que hacían los españoles”, relata.
Algo similar ocurrió con la población afro tras la abolición de la esclavitud, en 1851. Mientras que al terrateniente se le indemnizó por la expropiación de la mano de obra esclava que mantenía como propiedad, el esclavo no recibió ni un solo reconocimiento por los años sufridos bajo el yugo de su señor. Pero pocos libros escolares  hacen eco de este acontecimiento, por no decir ninguno.
Otro de los problemas es que los hechos históricos que trascienden en las aulas están, en muchos casos, sobredimensionados. De acuerdo con el profesor Cuéllar, se perpetúan ciertos estereotipos desde la enseñanza de la historia, como el caso del odio hacia lo español en el contexto de la Conquista.  “La lógica es que los españoles son malos, nosotros nos sentimos identificados con los indígenas y asumimos el rol de víctimas. Pero lo más probable es que nuestros antepasados sean los mismos que vinieron a saquear y que el español que viva en España no tenga nada que ver con la Conquista”.
Para el profesor, en los años sesenta hubo un intento de hacer de la historia una materia objetiva. Sin embargo, la tendencia posterior estuvo marcada por la necesidad de buscar alguna reivindicación política a través de los hechos: “se estimula el revanchismo y la polarización entre un bando malo, que son los opresores, y otro bueno, los oprimidos”, subraya.
Es el caso de la enseñanza de las luchas campesinas del siglo XIX. Cuéllar añade que, al incentivar el odio hacia los terratenientes, en algunos centros educativos se legitima la violencia armada desde la historia. En otras palabras, una politización presente de lo pasado. “Se habla de una élite en Colombia que trató de despojar a los campesinos de lo que era suyo, por lo que casi que fue necesario que se crearan una serie de guerrillas para hacer frente a esa élite opresora”, afirma el profesor. 
La historia más reciente de Colombia también es un tema pendiente en las aulas. La crítica más repetida es que hoy es frecuente encontrar jóvenes que no saben en qué momento histórico ubicar a Luis Carlos Galán o a Jorge Eliécer Gaitán, o que desconocen cómo se fraguó la guerrilla colombiana y su adecuación ideológica al paso del tiempo.
Para los más críticos sobre la situación de la historia, los libros escolares tampoco hacen una mención exhaustiva a sucesos tan relevantes como la toma del Palacio de Justicia o las negociaciones de paz en La Habana. Dos temas con repercusión en el presente, cuyo conocimiento es indispensable para generar ciudadanos comprometidos e informados sobre el futuro político de su país.