(Este excelente artículo fue escrito por una futura promesa de las letras, Camilo Andrés Castro, estudiante de derecho de la UFPSO. Su estilo crítico y sarcástico lo hace sobresaliente especialmente por ser un joven que quiere llamar la atención de manera impactante sobre como hemos perdido el rumbo como comunidad, y es una mirada hacia nosotros mismos como sociedad por el deterioro cívico en que nos encontramos) Lucy Luna.
Las razones
por las que debe salir de Ocaña
“…Y aunque mi pecho deba desgarrarse,
¡Adiós, Ocaña; para siempre adiós!.”
Jose Eusebio Caro
OCAÑA TIERRA QUE
AMAÑA! Qué rima! Qué gran momento de lucidez de quien ideó tal frase! Qué
ideota!... pero hace falta ser “idiota” para pasar por alto que no hay una cosa
más alejada de la realidad. Si usted no comparte esta afirmación es por alguna
(o varias) de las siguientes razones: Usted no es de Ocaña; Usted es de Ocaña
pero tiene menos de 18 años; Usted no ha vivido en Ocaña con regularidad los
últimos 20 años. La tierra que amaña ya no está, aun cuando exista la noble
intención de enaltecer su tradición cultural, su envidiable clima y sus
hermosas mujeres, la situación se torna
más trascendental.
Hago pues un llamado
señor lector (ojalá joven lector) a que salga de Ocaña lo antes posible,
conozca el mundo tan distinto al que este terruño nos ofrece, vaya y se
instruye en la ciudad, le recomiendo que antes estudie civismo para que no haga
el oso, úntese de desarrollo, conozca museos y obras de arte, vaya al teatro, entre
a un cine de verdad, a una sala de CineColombia para que vea lo que es calidad
de imagen y sonido por los mismos 5 mil pesos, sepa lo que son unos carnavales,
aprecie la llamada inteligencia o cultura vial y aprenda a usarla, vea la
diferencia entre un club y una casa grande con piscina, imprégnese de
desarrollo y lea. Vaya y mire lo que es un parque, sepa lo que es un parque de
diversiones, cómase una buena hamburguesa con una buena tártara, vegetariana si
quiere también hay; transite por una autopista o un puente helicoidal, acceda a
un Hospital de tercer nivel siquiera, a un semáforo que sirva, descubra lo que
es la “atención al cliente” (de los mismos creadores de “el cliente tiene la
razón”), trabaje y gánese al menos un salario mínimo y prestaciones sociales,
vaya y mejore su calidad de vida.
Con esto no
quiero decir que no vuelva, al contrario. No haga como dice el dicho nativo,
“fuites, vinites y no trajites na”, no señor, vaya y traiga desarrollo,
cultura, educación, inversión (de la buena), ideas, tolerancia, solidaridad y
todo lo que sirva para prosperar.
Por esto y más
amigo lector, si no puede mudarse, al menos viaje en vacaciones, conozca del
desarrollo y la calidad de vida que ofrecen muchas ciudades, sienta lo que es
estar entre un millón de personas y pasar desapercibido, siéntase tranquilo,
sea quien quiere ser sin tener que luchar contra la intolerancia, la
estigmatización y la presión de una sociedad inculta y tradicionalista, conservadora
y de doble moral. Sepa señor lector lo que es el libre desarrollo de la
personalidad y sobre todo, váyase y no vuelva a escuchar la famosa excusa
“estamos en Ocaña”, una frase como salida del otro planeta.
CAMILO ANDRÉS CASTRO BECERRA
Estudiante de Derecho, UFPSO
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